Niza, 12 de diciembre de 1968
Señor Arnaldo Orfila Reynal
México, D.F.
Muy querido amigo:
Contesto hasta ahora sus cartas porque quise aprovechar la travesía marítima para terminar un trabajo pendiente, descansar y reflexionar un poco. Perdóneme.
Ante todo: el mensaje que usted me envía -y que, según un recorte que me envió mi madre, apareció también en un diario y en Siempre!- me ha conmovido y emocionado. Me impresionaron particularmente de algunos colegas de El Colegio Nacional, como la de ese viejo magnífico que es Silva Herzog y la del doctor González Guzmán. Le ruego que agradezca a todos los firmantes, en mi nombre, su generosos saludo. He hecho la misma suplica a Fernando Benítez, en relación con el mensaje de los poetas jóvenes y de otros textos aparecidos en el suplemento literario de Siempre! Yo no puedo, por falta de tiempo, escribir a cada uno como quisiera. Ojalá que todas esas energías puedan movilizarse ahora en favor de José Revueltas. Su caso es más importante que el mío. Ignoro si ya se han hecho gestiones para obtener su libertad. Leí un manifiesto firmado por la mayoría de los miembros del PEN Club. Creo que no es bastante. He pensado que Fuentes y yo, ayudados por muchos amigos, podríamos iniciar una campaña internacional, pero antes de emprender cualquier cosa me gustaría su opinión y la de otros escritores mexicanos que compartan nuestra actitud.
Mis planes: hasta fines de marzo permaneceré en París. Después ire, por un trimestre, a una universidad norteamericana. En seguida, a mediados del año próximo, iré a México para dar un curso en El Colegio Nacional -si, como espero, eso es posible. En caso contrario regresaré a Europa. Oxford y Cambridge me han invitado por un semestre, la primera como Overseas Fellow y la otra como Fellow de All Souls. También me han propuesto una cátedra en la nueva Facultad de Vincennes pero no he aceptado porque se trata de un puesto permanente y yo prefiero, hasta no saber que dirección toman los acontecimientos mexicanos, no contraer compromisos que excedan un semestre. En realidad he recibido más de quince proposiciones de distintas universidades...
Al desembarcar en Barcelona encontramos -ya se imaginará nuestra emoción- que nos esperaban en el muelle varios amigos: Carlos Fuentes, García Márquez, Barral y otros poetas jóvenes españoles. Naturalmente el tema central de la conversación, entre Carlos y yo, fue la revista. Su idea es que, por ahora, no es posible editarla en México. Temo que tenga razón. Insistió en su antiguo proyecto: un comité de redacción o dirección compuesto de cuatro o cinco escritores latinoamericanos, con sede en París. Nombres posibles: García Márquez, Cortázar, Fuentes y yo. Además un escritor español y un brasileño. Este Comité tendría una corresponsalía o representación en México y otra en Buenos Aires. En México José Emilio Pacheco y/o Tomás Segovia. En Buenos Aires José Bianco y/o algún otro. Si las condiciones lo permiten, la revista se editaría en México y/o en Buenos Aires. Si el clima fuese decididamente adverso, en París. El proyecto me parece demasiado ambicioso y así se lo dije. También volvió al tema de una cooperación entre dos o tres editoriales. Me confió que tal vez las Éditions du Seuil podrían interesarse de la publicación y la distribución en Europa de la revista. Si así fuese -y usted estuviera de acuerdo- Siglo XXI podría encargarse de la distribución en América y del pago de las colaboraciones. Otra posibilidad: una edición europea y otra americana... En fin, todo esto es aún demasiado vago. Apenas llegue a París -dentro de unos días- volveré a hablar con Carlos y le escribiré a usted dándole una información más precisa y concreta. Lo único que me parece cierto y evidente es la necesidad de la revista.
Otro proyecto: creo que valdría la pena publicar un libro colectivo sobre los sucesos mexicanos. En principio podría estar dividido en tres secciones: una crónica de los acontecimientos, redactada por uno de los jóvenes escritores mexicanos (García Ponce, Monsiváis, Zaid, Pacheco o algún otro); documentos (manifiestos, declaraciones, algunas muestras de los comentarios de la prensa vendida y de los novos y solanas, una antología de poemas, etc.); textos teóricos, quiero decir, reflexiones sobre lo acontecido y su significación. El libro, claro está, iría abundantemente ilustrado. Aparte de las fotos, podría pedirse a los artistas plásticos su colaboración. ¿Qué le parece mi idea? Si la juzga viable, dígamelo pronto. Por mi parte yo podría colaborar con algún texto crítico -por ejemplo: sobre el monopolio de la información- e inclusive una introducción general. Pero hay que apresurase: el tiempo vuela.
Me alegro que Corriente Alterna aparezca en segunda edición. ¿Cuándo piensa usted reeditarlo? Si hay tiempo -eso depende de usted- yo podría introducir pequeñas modificaciones. Además, por supuesto, hay que corregir las erratas que se deslizaron en la primer edición. En cuanto a la suma que, según la liquidación que me envió, resulta a mi favor: le ruego que me remita el cheque a mi dirección en Niza. Gracias... Sobre Poesía en movimiento: si efectivamente la casa Dutton se interesa en hacer una edición aunque reducida, lo más natural será que seamos nosotros los que hagamos los cortes. Sería magnífico porque nos darían la oportunidad de eliminar a los indeseables (poéticos -que son, casi siempre, también los indeseables morales y políticos).
El traductor de El Laberinto al alemán desea tener Corriente Alterna para proponer el libro a su editorial (Walter Verlag AG Olten und Freiburg). [...] Ya le dije que usted le enviará el ejemplar que pide. De nuevo: gracias.
Salude de mi parte a todos los amigos. Su actitud ha sido espléndida. Pienso en Zaid, Pacheco, García Ponce, Monsiváis, Bañuelos y en tantos otros. A partir de ese núcleo la cultura mexicana puede cambiar -está cambiando de hecho. Tarea inmediata: convertir el PEN Club en el órgano de la nueva cultura crítica de México ¿No cree? Para Laurette, muchos saludos de Marie José y míos. Para usted, un abrazo cordial de un agradecido amigo,
Octavio Paz.
Carta tomada del libro: Cartas cruzadas. Octavio Paz / Arnaldo Orfila. Ed. Siglo XXI, pp. 188-190.
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