lunes, 20 de septiembre de 2010

Carta de Julio Cortázar a Octavio Paz


En otra entrega en el buzón de las grandes letras, le toca de nuevo a Cortázar. Como ya se habrán dedo cuenta, tengo una afición enorme por el escritor argentino, que ya poco le falta para rayar en la adicción. No niego que casi todas mis lecturas empiezan y terminan con Julio, siempre es una agradable forma de empezar el día, ya sea con el manual de instrucciones, ya con alguno de sus cuentos o poemas. Octavio Paz es otro de mis escritores preferidos, sobre todo su hermosa poética, para muestra, apenas la semana pasada, les compartí uno de sus poemas más hermosos -la genialidad desbordada en pocas líneas- titulado La Calle. Y pues en la navegabundeada (que pedo con ese verbo que me acabo de inventar) me encontré con esta carta que se escribieron por el 56, mientras Julio radicaba en París y Octavio era embajador de México en la India, además existe un video del encuentro posterior y un poco adelantado en la presente carta, sin más les dejo el texto y el video:

Mi querido Octavio:
Acabo de terminar la lectura -y en gran parte la relectura y hasta la archilectura- de El arco y la lira. Quiero escribirle ahora mismo estas líneas cuyo desaliño me será perdonado en nombre del entusiasmo que las motiva. Conste, para empezar, que me jacto de algunas lecturas en el terreno de la poética, un poco porque vivir en Francia significa vivir en el horno central de estas actividades, y otro porque en mi tiempo fui también culpable (sé por qué me califico así) de ejercicios de ese orden. Todo lo que siento frente a su libro no es, pues, producto de un descubrimiento o una revelación. Muy al contrario, he reconocido muchas veces las influencias (las que van por debajo, las aguas profundas) y he coincidido o no con las intenciones que le dictaban a usted su texto. Le digo esto para que tenga la seguridad de que mi entusiasmo, mi admiración y mi alegría frente a su obra no son actitud de novicio sino de reconocimiento –por fin– de un trabajo profundo y completo sobre algo que es con mucho uno de los fuegos centrales, si no el mismísimo fuego central del hombre.

Octavio, yo creo que usted ha mostrado en su libro lo que me parece ser la característica más profunda del pensador, del ensayista latinoamericano –y muy en especial del mexicano y el argentino–. Me refiero a esa posibilidad que nos ha sido dada (y de la que todavía hacemos poco uso) de conocer y de explorar un tema desde todos sus ángulos, sin la reducción inevitable a un modo de pensar, a una cultura dada, que es el signo fatal de los trabajadores europeos. Leyendo su libro pensé muchas veces en el análogo del abate Brémond (y los ensayos colaterales escritos por Robert de Sousa y otros), y pude darme cuenta una vez más hasta qué punto el ámbito cubierto por usted, por su manera de pensar derivada de un aprendizaje y una experiencia mucho más universal, se traducía en resultados infinitamente más profundos y fecundos. (...)

Yo creo que de todo su libro lo más hermoso es la primera parte, es decir, los capítulos correspondientes a “El poema” y a “La revelación poética”. Lo que usted ha descubierto sobre el ritmo me parece magnífico. No sé si “descubierto” es la expresión justa; lo es, al menos, por lo que a mí se refiere, porque después de leer miles de páginas sobre el ritmo, no encontré jamás una intuición como la que usted señala y explora: la de que el ritmo es sentido de algo, y que no es medida, sino tiempo original. Y visión del mundo, e imagen del mundo (...)

He hecho la experiencia de mostrarle unos pasajes del capítulo “Verso y prosa” a un excelente amigo español que vive metido en el mundo de las ideas recibidas, y me ha producido un placer no poco perverso verlo quedarse absolutamente estupefacto frente a la noción del carácter artificial de la prosa comparado con el manar natural del lenguaje rítmico, poético. Es que todavía se enseña y se seguirá enseñando en las escuelas la proposición contraria; en ese sentido, todo su libro tiene un valor de choque.

Gracias, Octavio, por mandarme su obra, y escríbame alguna vez diciéndome en qué anda y si piensa darse una vuelta por París. Creo que a fines de octubre me voy a la India con la Unesco. Aprovecharemos mi mujer y yo para quedarnos un mes y medio y ver todo lo que podamos en tan poco tiempo.

Mi mujer no lo conoce pero lo tiene ya por amigo querido. Y yo le mando todo mi afecto y un gran abrazo,

Julio Cortázar.



París, 31 de Julio de 1956




sábado, 18 de septiembre de 2010

Octavio Paz - La Calle


Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.

Octavio Paz

lunes, 6 de septiembre de 2010

Somos lo que recordamos...

Hace unos días andaba yo caminando por el centro, buscando algunas cosas y aproveché para comprar una de las revistas que regularmente sigo y me encontré en ella un artículo que llamó mi atención y quiero compartirlo con ustedes, a razón de que me surgieron ciertos comentarios alrededor de él y pues para no descontextualizar, decidí incluir el texto, primero porque sé que éste artículo es de Rolling Stone México y por ende no todos tienen acceso a esa publicación, unos porque no la siguen, otros porque no viven aquí, así que les presento el texto y luego les comentó:


Somos lo que recordamos...


Los problemas comienzan al tratar de saber qué es lo que recordamos si de la historia no aprendimos nada o prácticamente nada. Quien no recuerda nada va por el mundo como una nave al garete, algo así como cuando cae una hoja de un árbol y es sometida indolentemente a los caprichos del viento. Y si una sociedad o una nación tampoco recuerda nada entonces puede volver a tropezarse una y mil veces con la misma piedra y precipitarse, hasta el infinito, en los mismos abismos ya supuestamente conocidos y que bien pudieron haberse evitado con un mínimo de información y de conciencia histórica.


Quien no recuerda nada va ciego por los caminos de la existencia, y quien va ciego, se estrella contra todas las paredes, cae en las mismas trampas, se precipita en los mismos abismos y volverá a ser, una y otra vez, víctima de quien piadosamente lo tome de la mano para conducirlo a los círculos viciosos del infierno como la confusión, la desesperación, la venganza, la rabia, la frustración, la violencia y la destrucción, sólo para empezar de nueva cuenta con la confusión y así repetir la historia hasta el infinito, mientras otros tantos lucran con la perdición de la sociedad, llámese clero o partidos o políticos corruptos, al fina es lo mismo.


¿Cuándo es el cumpleaños de la nación? La respuesta, aplicable a cualquier persona, no puede ser otra que la fecha de su nacimiento. En este orden de ideas México no nació con el grito de independencia de septiembre de 1810, sino cuando el Ejercito Trigarante, encabezado por Agustín Iturbide, desfiló por las calles de la ciudad de México después de los pactos suscritos con los insurgentes en 1821. Allende, Hidalgo y Morelos, fueron fusilados en 1811 sin que hubieran logrado, ni mucho menos, la independencia de México. De modo que festejar, o mejor dicho, conmemorar el bicentenario de la independencia de México a partir de 1810 constituye una aberración histórica porque, si bien es cierto, que en ese momento se hizo un llamado peculiar puesto que se deseaba el regreso de Fernando VII al poder en logar de José Bonaparte, también es cierto que el movimiento de independencia no se consolidó sino hasta 1821, fecha en que se suscribió al acta de independencia de México, así como los tratados de Iguala y de Córdoba dando lugar al nacimiento de México.


En lo que hace a la conmemoración que no celebración, del estallido de la revolución mexicana, en este rubro también encontramos una manipulación de la historia patria que debe ser denunciada. Efectivamente francisco I. Madero convocó al movimiento armado a partir del 20 de noviembre de 1910, sólo que cuando Porfirio Díaz, el tirano, se percató de que muy pronto se produciría en México un baño de sangre decidió renunciar a la Presidencia de la República en mayo de 1911 después de unas escaramuzas que, desde el punto de vista militar, tuvo muy escasa importancia. ¿Cuándo estalló la verdadera revolución mexicana? Sin duda alguna uno de los más trágicos episodios de la historia patria se vivieron cuando Victoriano Huerta, un personaje medio hombre y medio bestia, mejor conocido como el Chacal, trabó una alianza con Henry Lane Wilson para asesinar al presidente Madero en febrero de 1913. A partir de ese momento Venustiano Carranza se levantó en armas en contra del magnicidio del Jefe de la Nación y entonces si, México entero se convirtió en un polvorín que ocasionó la muerte de más de un millón de mexicanos, casi el 10% de la población, que enlutó a cientos de miles de hogares, destruyó la economía, la confianza internacional y echó para atrás por lo menos 50 años la manecilla del reloj del desarrollo económico de México. Es claro entonces que ni la independencia de México se dio con el grito de Dolores de 1810 ni la verdadera Revolución Mexicana estalló el 20 de noviembre de 1910.


No creo en el historicismo ni acepto, tal y como ya lo sentenció Karl Poper, la predicción histórica ni "el descubrimiento de los 'ritmos', o 'patrones', las 'leyes' o las 'tendencias' que subyacen a la evolución de la historia". Es decir, no por el hecho de que México haya iniciado el movimiento de independencia de 1810 y haya estallado la revolución en 1910, en este año 2010 necesariamente nuestro país vaya a vivir una convulsión armada. En el 2010 debería haber una tercera revolución, sí, pero la revolución del intelecto, de la conciencia colectiva, pacifica, inteligente, constructiva, útil y metódica en todos los órdenes de la vida nacional. Comenzar, tal vez por sentar las bases de una revolución moral y una del conocimiento y de la información que nos permita evaluar los errores y advertir las razones por las cuales nos extraviamos al extremo de contar en la actualidad con casi 60 millones de mexicanos sepultados en la miseria, lo anterior, sin considerar a los 35 millones de compatriotas que huyeron a Estados Unidos por desesperación y hambre en su inmensa mayoría.


Nada mejor para celebrar nuestro bicentenario, no así sólo para conmemorarlo, que instrumentar de manera pacifica, sensata y efectiva, una "tercera revolución" en todos los órdenes de la vida nacional. Precisemos la metodología de una revolución moral, de una revolución espiritual, de una revolución educativa y cultural, de una revolución industrial, de una revolución comercial, de una revolución política, de una revolución ecológica, una revolución en materia de de comunicaciones, finalmente de una "tercera revolución" en la que destaque la inteligencia nacional que en nuestros días nadie encuentra por ningún lado...


¿Por qué nunca se nos dijo que el padre de la patria fue Matías monteagudo, el macabro inquisidor y arzobispo en los años de 1810, el mismo que impulsó la independencia de la Nueva España en 1820, porque rechazaba la posibilidad de qye se aplicara en México la Constitución de Cádiz de corte liberal, y que establecía valientemente la nacionalización de los bienes del clero y la separación de la iglesia-Estado? Monteagudo y nadie más inventó a Iturbide el verdadero consumador de la independencia en 1821. ¿Por qué nunca se nos dijo que Carranza no se levantó de inmediato al saber del asesinato de Madero, sino un mes después del magnicidio porque estaba negociando la cartera de gobernación con Huerta y éste, al negarse a otorgársela, ejecutó finalmente el plan de Guadalupe? ¿Qué hubiera pasado si Huerta hubiera accedido al nombramiento? ¿No habría estallado la revolución? ¿Por qué nunca se nos dijo que la jerarquía católica mexicana ha sido la enemiga más siniestra de la patria a lo largo de su dolorida historia? ¿Por qué nunca se nos dijo que la propia iglesia fue la principal interesada en atrapar, juzgar, degradar, excomulgar, fusilar y decapitar a Hidalgo por hereje, apóstata y traidor, al igual que aconteció con Morelos? ¿Acaso el clero católico tiene derecho alguno en participar en estas conmemoriaciones del bicentenario, cuando estuvo en contra de la independencia y al lado de Victoriano Huerta 100 años después?


Pero ya sabemos que en términos históricos el verbo "hubiera" se conjuga no en pluscuamperfecto, sino en pluscuamtonto...


Quien no conoce su historia está condenado a repetirla. No la repitamos. Hemos pagado precios muy elevados para poder contar con las instituciones que tenemos en la actualidad. Defendámoslas y mejorémoslas con conocimientos, patriotismo y coraje.


Francisco Martín Moreno
Rolling Stone México no. 89 pp. 30-31

"Somos lo que recordamos..." Sin duda, me suscribo a esa afirmación, agregando que también somos lo que leemos, lo que vemos, en suma: lo que decidimos. En esencia estoy de acuerdo con Francisco Moreno, aunque la autocrtítica no podemos perderla y me encuentro obligado a hacer algunos comentarios al respecto. No soy una persona que participe de los festejos, celebraciones o conmemoraciones que el Gobierno de México esta implementando para este 2010, y no lo hago primero porque encuentro pocas cosas para celebrar en medio de este estado paramilitarizado que tanto le gusta al Estado de Derecha. La llamada "Guerra contra el narco" tiene -literalmente- sitiada y al punto de quiebre, la tranquilidad de un pueblo -no lo niego- , en parte responsable de su situación. Pero ese no es el punto de esta entrada, sino puntualizar algunas cosas sobre este excelente texto. Primero me encantó ver esto en una publicación tan diversa como Rolling Stone, porque esto permite que llegue a mucha más gente de lo que lo podría hacer, por ejemplo, algún libro de historia de México, y cuando digo algún libro de Historia de México, no estoy hablando de los libros de la SEP (Secretaría de Educación Pública) o cualquier libro de Enrique Krauze, sino de los libros críticos y nada oficialistas, luego pues, hago mis comentarios.


Repito, todo esto parte de un acuerdo con el texto y lo mío no serán sino meras interrogantes aledañas al mismo. Comparto la visión de que somos lo que recordamos, pero como recordar algo no aprendido, siendo responsables de nuestra educación, no todo es la escuela y los pésimos magistrados que en ella "enseñan", también es nuestro tremendo desinterés, y sí, por supuesto que celebrar el bicentenario de nuestra nación el 15 de septiembre de este 2010 es absurdo, nadie celebra el día que se echaron a su vieja y quedó embarazada, incluso habrá quién lo lamente, pero todos nos acordamos con cierto júbilo del día que nació el chamaco, así que, qué pendejada es esa de pensar en 1810 como fecha del nacimiento de la patria, hasta ahí estamos completamente de acuerdo. Mi... digamos... no-es-suficiente, radica en que, hacer una lsita de eventos en un tono de evidente disgusto, sarcástico, como quién dicta ingredientes de una receta, tampoco nos aporta nada, evidenciar datos por demás explícitos como el hecho de que Hidalgo no quería una nación independiente sino el regreso de Fernando VII o la posterior independencia con Iturbide mediante Monteagudo, en evidente rechazo de la Constitución de Cádiz, es exactamente igual que hablar de las borracheras que se ponía Hidalgo y de sus viejas y de Morelos, otro borrachote. ¿Eso en qué aclara el panorama? en ver que estos personajes veían por intereses personales antes que por los sociales, en entender que estos llamados "Héroes de la Patria", también eran humanos y que cagaban a deshoras y que les encantaba la peda. Eso no me dice nada tampoco. El que Hidalgo no pretendiera una nación libre, tampoco es motivo para negar el hecho de que sus actos promovieron todo el escenario para que eso se diera, es como pensar que Fleming no es responsable de la penicilina porque fue un accidente, o Einstein de la relatividad. El que las cosas surjan de manera circunstancial no les resta su valor real. Entonces si conmemoremos el hecho de que estos hombres, cualesquiera que hayan sido sus razones, promovieron un cambió en nuestra nación, y tengamos claro que si vamos a celebrar un cumpleaños sería hasta el 2021. Y en cuanto a las instituciones que el señor Fernando Moreno quiere que defendamos, me gustaría decir que, posterior al levantamiento armado de 1910, cuando hubo terminado la trifulca, el éxito de dicho movimiento, fue el de crear un sistema político -que hoy en día prevalece-, que viera siempre por los intereses del sistema, sin importar quién esté al frente. En este país nos han dado suficiente evidencia a lo largo de -ya- más de 90 años, para que entendamos que las ideologías no caben. No hay lugar para los Guevaristas, las insurgencias en esta gran nación se proclaman en contra de las horas extras en la oficina y nada más, las huelgas son para recibir mayores aguinaldos, para que la gente del Senado de la República trabaje menos y tenga más IPads -aunque no las sepan usar. Recientemente hubo elecciones en el país y fue el escenario perfecto para otra de sus muestras de interés social; el PAN y el PRD unidos por el poder en varios estados (Oaxaca, Puebla, etc.), la izquierda y la derecha juntas, los espurios contra los legítimos, los pro-bodas gay y derechos de igualdad, con el Yunque, la extrema derecha del PAN, la opresión misma, los más grandes RETROGRADAS y RETROMORALISTAS. Un partido -el PAN- que utilizó a las instituciones (Instituto Federal Electoral, IFE) para fraguar un fraude electoral, igual que el que hiciera el PRI en 1988, juntándose con los defraudados, total, lo que quieren es trabajo para ELLOS. Ahí si que no, en eso no puedo estar de acuerdo, si algo le ha hecho daño a este país, son sus pinches instituciones que solo favorecen al sistema, que hay que hacer, derrocar al sistema y a sus instituciones, no a los pinches partiditos que de ÉL viven, lacayos de intereses superiores, el banco mundial, el G8 y tantos otros. Considero que lo que se debe hacer, respecto a la Historia Oficial y la otra, la crítica, la académica pues, es confrontarlas en los foros adecuados y promover que el híbrido que de ahí surja, llegue a los nuevos libros texto, eso si sería favorable a futuro, porque suponer que por qué existe en este momento un cierto fervor nacionalista, bastaría con salir a publicar consignas en medios "alternativos" es suficiente para crear conciencias, otra vez, como quién hace pasteles, es una utopía, una pendejada pues, que no nos podemos permitir.


Si se van a poner pedos por las celebraciones, me invitan, total, que para la borrachera hasta el pinche natalicio de Benito Juarez (otro cabrón igual) sirve. Ahí les dejo un video bastante cagado, llevensela leve.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Adios Germán

De verdad que es duro para mi aceptar la partida de Germán Dehesa. No hace mucho lamentábamos la muerte, tanto de Saramago como de Monsiváis, y ahora le tocó turno a éste gran escritor y columnista mexicano. Uno siempre lamenta la partida de la gente que admira, en mi caso, los escritores que leo, tienden a tener mucha importancia en mi vida, digamos que son una especie de presencia inasible con la que siempre cuento, consulto y frecuento. Pero en el caso particular de Germán, lo lamento profundamente porque además lo admiraba e incluso aspiraba a parecerme, al menos, un poco a él. Se que esto que acabo de decir (escribir) es políticamente incorrecto, que un escritor debe pugnar por la originalidad de estilo y todas esas madres, pero que carajo, esas son pendejadas de academia, cosas que repiten los frustrados profesores de Letras que nunca lograron escribir una página decente. En mi caso, me encantaría poder manejar la ironía y el humor negro como lo hacía el maestro Dehesa, reflejar esa capacidad en mi vida, más que en las palabras que escribo a diario.

No es gratuito decir que lo que más extrañaré es escucharlo hablar. Dehesa, junto con Monsiváis, eran dos de las personas más comprometidas con el lenguaje, escucharlos en sus conferencias o en sus platicas en los programas televisivos era un delicia total. El maestro Germán era un hombre comprometido, un escritor que jamás rehusó su compromiso social. Su "Gaceta del Ángel" era una lectura imprescindible para miles de mexicanos que nos levantábamos con la certeza de que Dehesa estaría a píe de cañón como todos los días, con su pluma crítica y voraz, que jamás puso a disposición de nadie. Amaba el deporte como pocos, uno de los intelectuales que no utilizaban todo su acervo cultural para atacarlo o para mofarse de él, por el contrario, lo fomentaba en cada oportunidad que tenía. Lo único que en verdad me preocupa es ¿cómo carajo va a dormir ahora Montiel?


Descanse en paz Germán Dehesa. (1944 - 2010)