Estas últimas semanas he estado bastante ocupado y no he podido subir mis entradas los sábados, como lo tengo acostumbrado. Los quehaceres de la vida cotidiana luego no permiten descansos. Pero aquí estamos, recordando que hace tiempo no les hablo de cine y consideré que sería un buen momento para comentarles la película La Caja Negra.
Richard Berry filmó en el 2005 una película titulada “La caja negra”, entrando de lleno a la lista de los granes narradores cinematográficos contemporáneos. En esta cinta, protagonizada por el español José García (Usted primero, Arthur y los Minimoys) y la extraordinaria Marion Cotillard (La vida en Rosa), Berry nos cuenta la historia de un hombre (Arthur Seligman) atrapado y acorralado en medio de sus tres personalidades: la que conoce, la que cree que conoce y aquella que no conoce en lo absoluto. Todo comienza cuando Arthur sufre un accidente automovilístico y cae en coma. Al despertar se da cuenta que algo paso y que ha desbloqueado cosas de hacía mucho tiempo y de las cuales no tenía memoria. En sus días en coma, no dejo ni un momento de hablar, siempre frases cortas, siempre ideas sueltas, siempre recuerdos mutilados. Una enfermera a quien aquello le resultó interesante, tomó nota de todo cuanto decía y al despertar le reveló los secretos de su inconsciente. Seligman se enfrenta pues a la dicotomía de enfrentar un pasado atroz mediante retazos o encaminarse en una vida de la cual no tiene memoria, sin voltear atrás.
La mayor influencia en el lenguaje de Berry es claramente el cine de Davin Fincher. Un thriller por demás estimulante y de acabados perfectamente delimitados. Con su manejo de imágenes y planos secuenciales le brindad una trepidancia, al tiempo que profundidad a una historia que el espectador tendrá que armar junto con sus protagonistas, nadie sabe lo que pasa, en ese sentido, no se puede prever el desenlace sino hasta minutos antes del trágico pero inevitable final.
La mayor influencia en el lenguaje de Berry es claramente el cine de Davin Fincher. Un thriller por demás estimulante y de acabados perfectamente delimitados. Con su manejo de imágenes y planos secuenciales le brindad una trepidancia, al tiempo que profundidad a una historia que el espectador tendrá que armar junto con sus protagonistas, nadie sabe lo que pasa, en ese sentido, no se puede prever el desenlace sino hasta minutos antes del trágico pero inevitable final.
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