El pasado sábado 30 de abril murió Ernesto Sábato a unos días de cumplir 100 años de edad. Lamento mucho esto, parece ser que la muerte sigue rondando los libreros en las secciones que valen la pena. Las pérdidas del año pasado aun están frescas. Yo conocí la obra de Sábato bastante tarde y no puedo decir que sea un gran conocedor de su obra, pero El Tunel y Sobre héroes y tumbas, sin duda me cautivaron. Su fuerza narrativa, su erudición, su calidad evocativa, todo hacía de este escritor un imperdible. En sus ensayos dio muestra del gran crítico y analista que fue. Uno más de la enorme tradición de letras argentina excepcionales. Su prosa caminaba junto a la de Borges, Arlt y Cortázar sin ninguna distancia.
Siempre lo acompaño la polémica, por su abierto antiperonismo. Hombre culto, hombre de letras, considerado uno de los escritores más influyentes de la literatura hecha en este pedazo de tierra tan mágico en el que vivimos todos los latinoamericanos. Ya vendrán los cuervos editoriales a enriquecerse de su muerte. Homenajes, re-ediciones y demás. En lo particular recomiendo que si alguno de ustedes no lo ha leído, se acerque a las librerías de viejo y compre ahí sus libros, no sean parte de esas mafias que sepultan a los escritores hasta que encuentran el el Nobel o la muerte, el pretexto perfecto para vender más libros.
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