viernes, 15 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa: Premio Nobel de Literatura 2010



Como todos han de saber ya, en los últimos días le fue otorgado a Mario Vargas Llosa el premio Nobel de Literatura 2010 y yo, como de costumbre, me espero un poco para hablar de estas cosas, y procuro no irme con la emoción inicial. Hace apenas poco más de un año, escribía yo sobre su novela "La tia Julia y el escribidor", y en aquella ocasión también comentaba que esa era mi primer acercamiento formal con su obra. A lo largo de este tiempo, me he acercado más a ella, con (ahora si) sus textos más celebres: La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo, Pantaleon y las visitadoras. Textos maravillosos y bellamente escritos, donde nos muestran a un escritor plenamente hecho, de un estilo propio y una ideología claramente marcada. Casi nunca leo a gente abiertamente de Derecha, no por alguna razón en particular, no me paso la vida buscando quien carajo es de izquierda para poder leerlo, simplemente que no he tenido la fortuna de encontrarme con muchos escritores con esta postura política; Octavio Paz, por ejemplo, era un tipo de ideología de izquierda, es suficiente con revisar "El Laberinto de la Soledad" uno de sus textos más celebres, para notarlo; y por otro lado abría que leer "Tiempos Nublados", un libro abiertamente de derecha; el mismo Borges, que hizo más de una declaración desafortunada y hay quién asegura que era de inclinaciones fascistas (cosa que a mí me vale madre, yo no soy, ni pretendo ser biógrafo de nadie, ni juzgar a nadie, a mí me importa la literatura). El punto de todo esto es, que Vargas Llosa pertenece a una generación donde todo el mundo era de izquierda, cenaba con Castro y portaba camisas del Che; Neruda, Garcia Marquéz, Cortázar, etc., y este hombre fue el único en salir a decir: Yo no estoy de acuerdo con eso.




Con el escritor peruano suman ya seis los escritores latinoamericanos en obtener este reconocimiento: Gabriela Mistral (chilena, 1945), Miguel Ángel Asturias (guatemalteco, 1967), Pablo Neruda (chileno, 1971), Gabriel García Marquéz (colombiano, 1982), Octavio Paz (mexicano, 1990) y ahora Mario Vargas Llosa (peruano, 2010). Seis estilos notablemente diferentes, seis formas de ver el mundo distintas, seis compromisos notables. Pero ante todo esto, surgen inevitablemente las preguntas de siempre: ¿cómo se elige a un premio Nobel? ¿se encierran y nadie sale hasta que hay humo blanco? ¿o son jurados, como en Cannes, que cambian cada año y eligen según el gusto del jurado en turno? La respuesta está en ésta última pregunta. El jurado de la academia no obedece a perfiles literarios ni ideológicos como lo han sugerido, de hecho, a lo largo de la historia de este premio, se ha condecorado en más ocasiones a socialistas/comunistas/loquesigue, que a otros. Desde Neruda (en pleno exilio), García Marquéz y recientemente a José Saramago, que a la gente de derecha. Queda claro que la postura política no influye, el estilo o género literario tampoco lo hace. ¿Luego que lo determina? nada, es arbitrario, al jurado en turno le gusta algo y lo premia, punto. No hay más. Y el resultado de esto, de no proponer una lista de criterios, ha llevado a esta Academia de suecos, gorditos, flatulentos (por el queso) y puntuales, a cometer serias omisiones que van desde Henry Miller, hasta el mismo Borges, pasando por Mishima. Me preguntó, ¿habrá alguien que no este de acuerdo con que Borges merecía el Nobel? ¿Cortázar? Coincido en este año y lo celebro, nuestras letras latinoamericanas son riquísimas y me da mucho gusto que las reconozcan. No me atrevería a decir bajo ninguna circunstancia a decir que son mejores o mas vastas que otras. La literatura rusa es inigualable, los orientales, Mishima, Kawabata, puta madre, son inmejorables. La poesía francesa es sublime. Pero lo que si me atrevo a afirmar, es que la originalidad y la diversidad de las letras lationoamericanas, no tienen paralelo. Su riqueza de estilo y temprana madurez le han valido elogios en todos lados.


Regularmente discrepo de las decisiones de este tipo, y si bien siempre será un buen pretexto para leer a gente poco traducida al español, me queda claro que este premio no celebra la calidad literaria, sino la popularidad. Ojo, no estoy diciendo que los laureados no tengan la suficiente calidad, digo que ha falta de criterios claros, esto siempre dependerá del gusto de alguien y por ende, siempre generará conflicto.

1 comentario:

Silvia Teresa dijo...

Yo no comenté nada, estaba esperando tu comentario, creo que a ti te tocaba hacerlo ¡Qué bien! Lo único de mi parte que puedo decir es que lamento mucho que algunas personas desacrediten la gran calidad de la obra de Vargas Llosa sólo porque no les gusta su postura política.

P.D.
Ah, te debo un @mail. Tengo cosas que comentar contigo, ya me daré el tiempo necesario