Yukio Mishima, escritor, filósofo, ideologo, suerte de guerrillero, libertador, cineasta y un largo etc. Sin duda uno de los personajes más relevantes y trascendentes del pasado siglo. Sus novelas se han traducido a decenas de idiomas y con todo, no termina por recibir los honores que merece. Por supuesto que la élite (me caga esa palabra) se regodea con su nombre y hace ensayos y publica artículos y demás, pero de cuando en cuando surgen tipos honestos como Kawabata o Henry Miller que no escatimaron en elogios bien merecidos. Si en verdad no tienen idea de quién es Mishima, los invito a investigar y sumergirse en su biografía. En lo personal nunca he sido un gran lector o siquiera un lector esporádico de biografías, pero la de este hombre es más apasionante que su obra en sí, si es que eso es posible. Uno de sus textos más célebres es Confesiones de una Máscara (1948) y su tetralogía El mar de le fertilidad (1964-1970), pero en esta ocasión yo quiero compartirles unas cuantas impresiones sobre el texto El pabellón de oro, que entre otras cosas inspiro la película Mishima, dirigida por Paul Schrader y producida por Francis Ford Coppola y George Lucas, quien -para nadie es un secreto- admiraba por encima de todo, las culturas orientales, es suficiente ver Los siete samurais de Kurosawa para percatarse de donde surgió la saga Star Wars.
El pabellón de oro fue publicada en 1956 y esta basada en acontecimientos reales, tales como el incendio de un famoso templo budista a manos de un joven novicio. El personaje principal es un joven llamado Mizaguchi, quien a temprana edad sufre la perdida de su padre y este suceso lo lleva a una serie de eventos que tendrán como consecuencia una serie de trastornos de orden psicológico muy interesantes: una motricidad entorpecida, un tartamudismo desesperante, etc. Poseedor de un físico delgado y frágil, y de un tremendo complejo de inferioridad, Mizaguchi emprende un viaje interior de consecuencias evidentes y asombrosas, al ser admitido en el monasterio del Rokounji, gracias a la benevolencia del Prior. Dentro de este monasterio se encuentra el Pabellón de Oro, por el cual desarrolla una extraña fascinación patológica, que dara pié y también, vuelta a toda la historia. A través de este personaje, Mishima nos deja ver muchas de las ideas que lo identificarán y representarán, hasta el día en que -derrotado en sus intentos de devolverle todos los valores olvidados a su patria- decidió hacerse un sepoku o vulgarmente conocido como hara kiri en plena televisión nacional: sus ideas estéticas, sus obsesiones, la amistad, el amor, su sexualidad, el arte, etc. No hay mucho más que agregar, este es quizá el libro más bellamente escrito -esto lo digo en un sentido estético- de toda su obra. Lo anterior encuentra sentido en el tema mismo, la fascinación por el arte, diferenciado por ejemplo de Confesiones de una Máscara que es un vertedero Ético, donde muestra el origen de las ideas que más tarde, lo llevaran a levantarse en armas. Una vez más, si no conocen a este extraordinario autor, a quien también le fue negado el Novel, este es un texto ideal para adentrarse en su mundo.
El pabellón de oro fue publicada en 1956 y esta basada en acontecimientos reales, tales como el incendio de un famoso templo budista a manos de un joven novicio. El personaje principal es un joven llamado Mizaguchi, quien a temprana edad sufre la perdida de su padre y este suceso lo lleva a una serie de eventos que tendrán como consecuencia una serie de trastornos de orden psicológico muy interesantes: una motricidad entorpecida, un tartamudismo desesperante, etc. Poseedor de un físico delgado y frágil, y de un tremendo complejo de inferioridad, Mizaguchi emprende un viaje interior de consecuencias evidentes y asombrosas, al ser admitido en el monasterio del Rokounji, gracias a la benevolencia del Prior. Dentro de este monasterio se encuentra el Pabellón de Oro, por el cual desarrolla una extraña fascinación patológica, que dara pié y también, vuelta a toda la historia. A través de este personaje, Mishima nos deja ver muchas de las ideas que lo identificarán y representarán, hasta el día en que -derrotado en sus intentos de devolverle todos los valores olvidados a su patria- decidió hacerse un sepoku o vulgarmente conocido como hara kiri en plena televisión nacional: sus ideas estéticas, sus obsesiones, la amistad, el amor, su sexualidad, el arte, etc. No hay mucho más que agregar, este es quizá el libro más bellamente escrito -esto lo digo en un sentido estético- de toda su obra. Lo anterior encuentra sentido en el tema mismo, la fascinación por el arte, diferenciado por ejemplo de Confesiones de una Máscara que es un vertedero Ético, donde muestra el origen de las ideas que más tarde, lo llevaran a levantarse en armas. Una vez más, si no conocen a este extraordinario autor, a quien también le fue negado el Novel, este es un texto ideal para adentrarse en su mundo.
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