Recién terminé de leer esta novela que en lo particular me sorprendió gratamente. Nunca había leído nada de este escritor peruano, aunque tenía un par de años persiguiendo alguno de sus textos. No quería abordarlo con sus libros más famosos, que muchas veces sirven de engaño a lectores que buscan algo más que un best seller, que no siempre son malos. Pero en esta ocasión quería abordarlo con algún texto menos conocido. Hasta que cayó en mis manos esta novela, que desde el titulo me resulto sugerente. Desconozco si es una de sus novelas más famosas o más reconocidas, lo que sea que eso quiera decir, pero yo en mi vida la había escuchado nombrar y eso era suficiente para mí.
La novela narra la historia de un estudiante de derecho, trabajador de medio tiempo en una estación de radio local (Lima, Perú), con aspiraciones de escritor y gloria parisina. Personaje sin duda repetido en cientos de novelas, particularmente latinoamericanas, pero no menos lúcido y sí más brillantemente expuesto que en la mayoría de las conocidas por mí. Este estudiante apodado Varguitas o Marito indistintamente, desde el principio logra volverse algo entrañable para nosotros, al verse envuelto en los cientos de problemas propios de su edad y que a nadie extrañan ni sorprenden: el desdén por el mundo, las ganas de salir adelante, de comerse el mundo con ideales de aparador o de Café y el más entrañable, el primer amor. Un amor real, no ilusorio ni siquiera impuesto por la juventud primera, por los años que adolecen de adolescencia, de premura. Y este es el tema de la novela, un amor que no puede llevarse a logro (que al final se logra.. ¿se logra?), un amor acaso incestuoso, un amor por La Tía Julia que a todas luces resulta imposible. Mujer menuda, atractiva (las mujeres siempre son atractivas en las novelas), divorciada y algunos años mayor (muchos para la sociedad arquetípica del Perú y con ella de México y de América Latina en general). Hembra lucida y de sonrisa memorable que lleva a este chico a paramos llenos de diversión y luchas de control entre las sociedades donde pesa más la condición de divorciada, que la misma relación sanguínea (inexistente) o la edad. Excelente retrato sin duda de una cultura que predomina y permea aun en nuestros días de siglo XXI, de nuestra arrogancia tecnológica.
Con la Tía Julia y Varguitas, desfilan también los amigos, las chaperonas que todo lo saben, los familiares despistados que no se darían cuenta de un chaparrón hasta que estuvieran empapados y un escritor de radionovelas que confunde lo mismo los personajes que escribe que los horarios en que trabaja. Pedro Camacho es el nombre del escribidor, quien entre capítulos nos narra sus radioteatros, programas que tienen a la población limeña (perdonen si el gentilicio es incorrecto) al borde de la histeria, al formar parte del desorden de los personajes, cuando se supone que el doctor compulsivo de las tres, a las cinco se convierte en un cura pendenciero y permisivo, que predica con lascivia y comicidad. Sin duda un texto disfrutable de este Nobel escritor, lucido, crítico, Peruano-Latinoamericano, irónico y persuasivo. Un texto sorpresivo (para mí) al llevar una historia de amor imposible a un terreno neutro, alejado de los clichés y los paradigmas tan propios de los libros rosas. Esta es una historia fresca aun hoy a 32 años de su publicación.
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