
Son 18 cuentos los que conforman este texto, donde los personajes son de lo más variados; desde familias acomodadas y moralmente tradicionales al estilo americano, un cristo extraterrestre, granjeros mexicanos y sobre todo civilizaciones de otros planetas, principalmente del ya mencionado planeta rojo. El hilo conductor de todas las historias es un hombre que aparece de la nada caminando por los terrenos de un agricultor americano, sin dinero ni trabajo y lo peor de todo, sin identidad. Después de una pequeña charla que le sirve al autor como mera introducción, este hombre le revela a su interlocutor su cuerpo completamente tatuado y a su modo fantástico. Sus tatuajes que dejan de ser tales conforme se revelan su procedencia, tienen la facultad de cambiar de lugar y forma durante la noche. El granjero americano -escéptico ante la revelación-, decide espiar a este extraño hombre mientras duerme en el granero donde le brindo alojamiento, y es tal su sorpresa al corroborar que efectivamente los tatuajes -autónomos y conscientes-, le revelan a este personaje las 18 historias, unas mejor logradas que otras pero todas a su manera maravillosas.
En lo personal, me hace un poco de mella el evidente tono moral de la obra. Aunque no estorba en lo absoluto a la hora de construir una crítica solida sobre la conducta humana y mucho menos para lograr construir un futuro apocalíptico en ocasiones pero con atisbos de salvación. Es un libro optimista sin duda, visión que en lo personal no comparto del todo, pero que a su vez, me dejo ver otro tipo de puntos de vista y echar a rodar la pelota de la discusión. A quienes sean asiduos moradores de estas latitudes espaciales y no conozcan la obra, sin duda -pronostico sin miedo a equivocarme, resultara muy gratificante esta obra, y a quienes como yo están alejadas de la Ciencia Ficción les permitirá descubrir una forma de construir el mundo tan valida como cualquier otra.
