Vamos a ver, ya una vez liberado de los autoazotes de la semana pasada y un poco en el cumplimiento cabal de hablarles de la novela Los Precaristas, aquí andamos como cada semana. En esta ocasión me resulta extrañamente placentero platicarles de un escritor que no existe y particularmente de un libro que tampoco existe. No hay ningún misterio detrás de mis palabras, ni mucho menos la intención de generar escepticismo en ustedes que ahora leen estas líneas, aunque si existe un velo interesante dentro de lo que les voy a contar. Sin más, entremos de lleno en el tema.
Alejandro Iñigo es un periodista, ensayista y novelista mexicano. Nació en la ciudad de México en 1936, en su papel de periodista, entrevistó a varios personajes importantes de la talla de Fidel Castro y la reina Isabel. Por ahí ganó un galardón por su primer novela, titulada Emilio, en 1979. Un año después publica Los Precaristas y eso es todo. Bueno, esta breve introducción del autor es lo único que existe en la red sobre él, y es en un diccionario de escritores mexicanos, lo que nos lleva a dos cosas, uno; que el internet no lo sabe todo (nada nuevo) y dos; que es sumamente extraño que un periodista con su talla, de pronto haya desaparecido. Esto último no lo digo en sentido literal, no lo mandaron matar ni nada por el estilo, simplemente desaparece del terreno literario y periodístico. Todo lo que sigue son meras especulaciones que me han llegado, primero por quién me habló por primera vez del libro y dos, por lo que me he enterado con los vendedores de libros viejos o usados en donde he tenido la fortuna de encontrar 4 copias del libro, del cual solo me quedán dos. Lo que se supone es que la llegada de Los Precaristas causo un gran revuelo entre los altos funcionarios y políticos de cierta élite en el país al grado de que la única edición del libro (2000 ejemplares) fue retirada de las librerías y jamás se reedito, por supuesto sin contar todos los ejemplares que si se alcanzaron a vender y que suponen ser los únicos que existen. Editorial Grijalbo la retiró de su catálogo y todo lo que sigue es que el libro, simplemente no existe, más allá de una escueta mención en el mismo diccionario de escritores y una copia a la venta en línea. Tengo la certeza de que hay otra copia en la biblioteca pública de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, lugar en donde lo leí por primera vez y espero nadie se haya robado. Les cuento entonces un poco sobre un libro que, de antemano sé, será difícil encontrar, pero si lo logran, no dejen de revisarlo y ustedes juzgan si se sobre-reacciono. Digo, es evidente que sí, nadie puede desaparecer un libro nada más porque sí. Otra vez, esto bajo el supuesto de que sea verdad, insisto, todo es mera especulación.
Los Precaristas es una historia, que bien cabe dentro del género de ciencia-ficción, cosa que de entrada en México es inaudito, nadie trabaja este género tan poco valorado, y nos cuenta la historia de un niño, de nombre Juanito, que de pronto se ve en una travesía muy interesante. Primero hago un parentessis (sin ánimo de lucro), todo la historia que nos van a contar sobre este niño tiene un inicio muchos años antes, cuando en el mundo se empezaba a dar una idea de globalización económica, dominada por un grupo de 8 superpotencias, que buscaban apoderarse de las mayores reservas de petróleo en el mundo, cosa que evidentemente logran a partir de guerras sin sentido. Bueno, una vez dado un quiebre económico mundial, los países llamados del tercer-mundo, se unen, y con una serie de científicos logran crear una bacteria llamada oleovita, que tiene la característica de devorar todos los nutrientes del llamado oro negro, dejando como resultado solamente, agua negra. El mundo entra en una crisis energética de proporciones inconcebibles, y ante la inútil respuesta de volver a la energía con vapor, dadas las necesidades de una sociedad consumista y globalizada, el grupo de los grandes, deciden dar el paso a la energía basada en el plutonio y el uranio. En pocos años el planeta queda reducido a un hermoso amarillo monóxido-de-carbono en el cielo y la fauna y la flora son condenadas al recuerdo. En pocas generaciones la población mundial, sufre mutaciones genéticas, para adaptarse a los cambios de contaminación global y las nuevas necesidades. Se crean nuevas guerras, claro, ahora por la comida. Es entonces que un país llamado China, surge como superpotencia y toma el nuevo control económico global. Es aquí cuando entra en escena Juanito, en medio de esta nueva humanidad. Juanito es un precarista, una modalidad de seres humanos que respiran monóxido de carbono, que son sordos de nacimiento y que la población de precaristas a la que pertenece, que no es ni un tercio de los precaristas que hay en el país, haciende a los 28 millones, tan sólo en el valle de México. También existen otras especies, como los hombres-térmita y unas especies de hombres-pez. Toda su travesía comienza cuando la policía asesina a su padre y se encuentra solo en el mundo, con tan solo 10 años de edad. Huérfano de madre desde el nacimiento, emprende una travesía por el país, en busca de lo que un anciano, conocido de su padre, le había dicho que era el cielo azul y las estrellas. No me atrevo a contar más, puesto que he contado lo suficiente, y espero puedan encontrar este libro y disfrutarlo por ustedes mismos.
Usualmente suelo poner en esta especie de reseñas una foto del autor y una imagen del libro, por razones evidentes, esta vez no lo haré. Pero no quiero terminar esto sin antes compartirles la primer página del libro, que a continuación transcribo. Por cierto, esto es una advertencia que espero sigan al pié de la letra. Si se encuentran con el libro, es de pasta amarilla y bastante feita la portada, no lean bajo ninguna circunstancia, la contraportada del libro. Los idiotas de Grijalbo, escribieron el final de la historia ahí. No una parte del final, las últimas lineas, el último párrafo, las palabras finales, eso es lo que esta en la contraportada, háganme el favor, a que idiota se le ocurre. En fin, aquí un fragmento de la primer página:
-¿Qué es patria?-, pregunta el niño al padre que acaba de matar a un hombre por la posesión de un descanso de escalera en lo que fue un antiguo almacén de ropa.
-Esta porción de espacio que hemos ganado para vivir.
-¿Y ese cuchillo?-, insiste el niño mientras el padre limpia la hoja ensangrentada.
-Es la justicia.
-¡Ah!-, dice el niño.
-¡Ay!-, exclama el padre con amargura.
Media hora después irrumpe la policía. Desaloja el inmueble con bastones eléctricos. A los que mueren pisoteados se los llevan en camiones a rellenar las barrancas para nuevos fraccionamientos.
Son los que pierden la oportunida de ir al cielo por los tiros de las chimeneas de los hornos crematorios.
El niño se quedó sin su padre. Y sin su patria.
Pero ya aprendió la lección: un patriota es el que gana un descanso de escalera, acuchillando a otros hombres.
El niño se llama Juan. Tiene diez años de edad y nació en un viejo taxi modelo 85, abandonado en la 20 de Noviembre por falta de gasolina.